Después del éxito de la serie a color Conan el bárbaro, Roy thomas volvió a convencer a Stan Lee (otra vez con mucho esfuerzo y tesón) para que Marvel publicase un cómic al margen de la autocensura que suponía el Comics Code. El personaje elegido fue, como no, nuestro querido cimmerio. Y en agosto de 1974 apareció una publicación en blanco y negro con historias más sensuales y más sangrientas de Conan que la serie a color. Se trata de la ya mítica La espada salvaje de Conan.
Roy Thomas se puso al timón de la publicación y firmó gran parte de los guiones. Con cuatro años de experiencia con el personaje se puede decir que lo conocía casi más que el mismo Howard. La revista se estrena con una estupenda aventurilla titulada La maldición del no muerto, en la que tenemos los ingredientes necesarios para una buena historia: cuadro artístico sólido, brujería, acción... y la presencia de una mujer muy querida por los lectores. Por lo demás, al ser una historia realmente corta, se echa en falta profundizar sobre el aspecto esotérico de la historia, ya que el antagonista es raro de narices sin más explicación ni contexto. Por poco que conozcáis el trabajo de John Buscema para Conan, os habréis fijado que su dibujo cambia muchísimo dependiendo de quién lo entinte. Pues en este caso que nos ocupa el entintador es el filipino Pablo Marcos, haciendo un trabajo más que correcto pero, a mi modo de ver, algo inferior al de sus paisanos Tony DeZuñiga o el grandioso Ernie Chan. No puedo evitar meterme en la piel de los aficionados de hace casi 50 años al abrir por primera vez la publicacion y encontrarse ya con este nivel. De momento, con Conan si que se puede aplicar que cualquier momento anterior fue mejor, ¿no? ¡Un saludo cimmerio!
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Octubre 2024
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